El presente texto se realizó poco antes que finalmente la dulcería sucumbiera al paso del tiempo y desapareciera.
*En la popular Calle de los Dulces, la historia de la Dulcería Yolanda se remonta a 1897 con el mayor acervo de recetas; es conocida popularmente como La del Espejo.
Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- La historia de un siglo en besitos de nuez, piñón y almendra, dátil relleno de pasta de nuez, la ciruela rellena de pasta de almendra, el arrayán, el coco con cereza y el limón relleno de coco.
Las recetas de dos familias en el higo relleno de coco, mokas, macarrón de leche, aleluyas de piñón y nuez, marinita de nuez y piñón, muégano envinado y, por supuesto, los únicos molletes de crema con coco, manzanitas de leche, mazapán y el mostachón.
En la 6 Oriente, conocida como Calle de los Dulces en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla, una dulcería que ha resistido a las adversidades. Para sobrevivir fusionó la historia de dos familias, ofreciendo así para sus clientes lo mejor de las recetas secretas que han pasado de generación en generación.
Se trata de la Dulcería Yolanda, que engulló a la dulcería Lirio, considerada el primer negocio que ofrecía dulces poblanos en la calle más famosa de la capital poblana.
Su historia se remonta a 1897, cuando Victoria Ortiz Torres, una mujer que gracias a su posición económica pudo tomar clases de repostería y abrir su propia dulcería: El Lirio. Luego continuó con más negocios: La Gran Fama, La Alondra, La Ideal, La Cristalina, La Imperial y La Reyna.
Abrir un negocio en esa calle era aventura, la casa de los Hermanos Serdán años después atraería a cientos de turistas y así nació la Calle de los Dulces.
Pero algo era peculiar con el local que atendía Victoria, el espejo estilo francés que pasó de una sala al negocio y que lo volvió uno de los más famosos de la ciudad. La pieza admirada por propios y extraños es ovalado, con detalles color esmeralda y un marco dorado.
“Es un espejo de pedida de mano, mi bisabuela lo compró y lo tenía en la sala, como a los 15 o 16 años cuando abrió su dulcería, lo llevó ahí”, relata Rosy, la actual encargada.
La dulcería Lirio cerró hace seis años y el espejo estuvo guardado ese tiempo. Pero ahí no quedó esta historia, la madre de Rosy era dueña de la dulcería Yolanda, otro negocio que nació frente al convento de Santa Clara.
Era 1945, cuando David Aquino Torija y Amalia Bouchan instalaron la dulcería, y junto con ellas más negocios: Santa clara, Bety y La Ideal. La tienda fue atendida por Rosa María Hernández, esposa de David Aquino.
Desde que se casaron, al ser ambos de familias de dulceros, cuando corría 1967, se hablaba de una “gran fusión” de los dos negocios.
Ahora se llama Dulcería Yolanda, a cargo de Rossy, que unió el espejo de Lirio y los aparadores del otro negocio.
“Lo que nos hace diferentes, además de ser la dulcería más antigua, es la calidad de los dulces, la tradición.
En los últimos años el negocio que unió dos historias es conocido popularmente como La del Espejo.